jueves, 11 de agosto de 2011

Rey Muerto

Yo, Rey Muerto, rompo las tablas que dividen los mundos con la fuerza de mi ira. Ahora más fuerte que vivo, no quiero mi trono, no quiero mi vida, no temo al olvido pues estoy ciego. Solo soy una vibración que hace eco; soy el último gesto retorcido de angustia; la sed de venganza. La furia se ha atomizado y me hizo esta sutil materia. No me juzgues, ni me quieras porque no he vuelto por vos. Sino por el asesino que me humilla respirando.

No tengo nombre, el hábito de nomenclar me es ajeno. En la eternidad, un rey es el rey y nada más. Las cuentas son para la historia.

Yo, el Rey muerto, ya no tengo nombre, ni historia pero aun así cualquiera podría hablar de mi y llamarme de muchas maneras y a todos los nombres respondería. Pues mi relato es particular pero mi historia es un espiral cíclico en el universo.

Un Rey ha muerto. Otro Rey morirá. Hace milenios que el segundo mato al primero y Abel cerró sus ojos. Como un mecanismo en domino, cada rey cayó sobre otro rey multiplicando en los espejos el drama infrenable. Cada Rey existe y cada rey soy yo mismo. Y si todo fuese de una sola vez, me clavaría el puñal en el pecho y ya.

Un rey ha muerto, pronto varios más lo harán. No me juzguen por poco original, se que ésto ya ha sucedido mas o menos así, tampoco busquen motivaciones, la razón es secundaria. Esto es como todo lo humano: absurdo, carente de certeza, imparable, repetitivo. Es el goce... el verdadero goce. Se trata del drama. Es la tragedia. Un mito. El tema es la muerte.

Un rey ha muerto, pronto otro lo hará. Creí ser la última esfera, hoy entiendo que hay infinitas sobre mí.


Fragmento de “rey muerto”




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